domingo, 26 de abril de 2009

Un sueño


Un sueño ha tenido la culpa de que últimamente me asalten divagaciones como la de la entrada anterior. Fue algo que soñé el otro día, de tema algo parecido al de la película Toy Story...

El asunto es que unos cuantos amigos, entre los que me encontraba, éramos objetos. En concreto, éramos los juguetes de un niño. Lo curioso es que era un niño a quien nosotros conformábamos. Me explico. El niño era inerte en sí mismo, y éramos nosotros, los objetos que le rodeábamos, quienes hacíamos el trabajo requerido para que él fuese quien era.

Tampoco nosotros obrábamos lo que se dice a nuestro antojo (pobre niño, si no), sino que hacíamos un trabajo previamente establecido en algún sitio. Nos correspondía poner poner en marcha lo que suele llamarse "las leyes de la vida", y no nos estaba permitido salirnos mucho de ese guión. Algo así como si nosotros fuésemos los planetas en cuya gravedad se va apoyando una nave espacial en su viaje...

En concreto, al niño ya le iba tocando dejar atrás la infancia y entrar en la adolescencia. Entonces, alguien daba una voz que se corría entre nosotros para arrancar ese mecanismo: nuestro papel como juguetes, por ejemplo, consistía en hacernos todo lo aburridos y feos que pudiésemos, con el fin de que el niño nos mirase de repente con otros ojos ("¿cómo puede ser que hasta ahora yo me haya divertido tanto con estas cosas tan feas?"), y nuestra actitud le empujase entonces hacia el nuevo camino que debía tomar.

En fin, cosas del demencial mundo de los sueños...

sábado, 18 de abril de 2009

LO QUE SOMOS


Cuando se tiene hambre canina, qué placer echarse algo al tracto digestivo. Cuando se tiene sed, lo mismo... ¿Lo mismo? No exactamente. Placentero sí es, pero de otro modo. Y lo mismo que pasa con los insumos pasa con los exumos... Otro placer fundamental, aunque nos pase casi desapercibido, es el de respirar. Se nota más cuando en medio de los aires contaminados de la ciudad uno pasa junto a un seto verde, o si por cualquier otro medio se tiene la oportunidad de respirar oxígeno en estado casi puro, qué subidón. Bien distinto del de la comida o la bebida, pero otro gran placer, sí señor.

Un paréntesis: hace poco mi coche ha tenido un problema con el flujo de aire que entra a los cilindros. El mecánico, muy didáctico, me lo explicó de una forma sencilla "en una combustión intervienen tres elementos: un combustible, un comburente (el oxígeno) y una chispa", dijo. Fin del paréntesis.

Mira por dónde, el mecánico dio en el clavo. Aquello parecía tan elemental... y resulta que es ni más ni menos que el secreto de la vida, LO QUE SOMOS, y de lo que no solemos ser conscientes. Somos ni más ni menos que una combustión, que se alimenta de combustible y oxígeno, y que fue originada por una chispa inicial. La vida es una combustión, constante y autorregulada, en medio acuoso. Lo cual parece sencillo, pero no deja de ser de una sofisticación exquisita, sobre todo lo de autorreglada, y lo del medio acuoso...

PD. Hay que ver lo que da de sí una chispa, con tal de que cuidemos de que no se apague. Ahora entiendo por qué en los monumentos a los caídos se pone una antorcha permanente, como para compensarles por sus vidas truncadas, como para expresar lo que tenía que haber sido y no pudo ser: una combustión a la que aún no le tocaba apagarse.


miércoles, 8 de abril de 2009

¡OOOPS! (CUENTO CORTO)


¡Vaya traspié más tonto! y es que nunca aprenderé mi madre ya me lo advertía cuando hacía el mono en los columpios “¡que te vas a caeeer!” y a los diecisiete también me di unas cuantas chufas con la panda en el monte... en la mili los tripazos eran más bien obligatorios so pena de arresto de fin de semana y también me llevé mis buenas leches jugando al rugby con los del banco y años más tarde por gilipollas, aquel domingo que fui con mi hijo mayor a recordar mi pasado montaraz menuda hostia, tres meses de baja si es que nunca he aprendido a estarme quietecito... a mi edad y con la artritis quién me mandaría subir a mirar la antena, esto no va a ser ni una tarde castigado ni un sábado arrestado ni dos meses de escayola esto van a ser los sesos desparramados por la acera y una baja que va a durar toda la eternidad.